viernes, 21 de mayo de 2010

Causa y efecto

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La política debe hacerse con la cabeza fría y el corazón caliente como reza la antigua máxima peronista. La decisión de Cristina de no concurrir a la inauguración del Colón no fue el fruto de un enojo como titula Clarín, sino que parte de una forma diferente de entender la política respecto de como lo hace el jefe de gobierno de la CABA y como debe llevarse una relación institucional en el más alto nivel:
"La política no puede ni debe ser una mera ceremonia de cinismo e hipocresía" dice Cristina devolviéndole a Macri su exabrupto de ayer a la mañana acerca de tener que soportarla a ella y a su marido en la ceremonia inaugural, agregando a la célebre condicion del jefe de gobierno de la CABA de ignorante la de grosero e irrespetuoso con la investidura de la primera magistrada. No había lugar para tragarse los agravios y concurrir a la ceremonia como si nada:
“He invitado a la Presidenta. Si va con su marido, su consorte, como se dice, habrá que sentarse ahí. La verdad es que finalmente es un matrimonio presidencial, como siempre he dicho”.
Había dicho el jefe PRO en conferencia de prensa ante el avance de una causa que lo está acorralando y como línea de defensa emplea el único argumento esgrimido desde que asumió en la CABA: victimizarse ante un PEN hostil. Como siempre, Macri no se hace cargo de lo que dice ni lo que hace. Inmediatamente le envió un carta a Cristina pidiéndole que reconsidere su decisión:
“No creo que sirva a ese fin que nos pongamos a repasar aquellas cosas que nos dividieron y nos dividen en estos años que nos ha tocado convivir en el ejercicio de la función pública”
“La invito a reflexionar y reconsiderar su posición por el bien de todo nuestro pueblo. Es lo que los argentinos necesitan de sus líderes en este momento”
Se hubiera acordado antes de "la convivencia".